martes, 2 de abril de 2013

Ruinas de España (Julia Schulz-Dornburg)

Todo empieza por la incredulidad.

Julia Schulz-Dornburg, arquitecta barcelonesa, sintió incredulidad un día delante de algún suplemento inmobiliario. Es un sentimiento muy útil, porque combina la sorpresa con la curiosidad e invita a querer saber más, explica Schulzdornburg. La incredulidad y la fascinación por lo absurdo han sido el motor de este proyecto, la razón por la cual hasta hoy no me he cansado y porque todavía no estoy deprimida. Escuché, en 2009, las primeras noticias sobre Gran Scala. La prensa hablaba de la idea de levantar en pleno desierto de Los Monegros una macro ciudad del juego con 32 casinos y cinco parques temáticos que iba a atraer a millones de visitantes al año.

Allí me enganché.

Aspectio virutla del faraónico proyecto del Gran Scala (Los Monegros). | Elmundo.es

Como si con la parte desmesurada de la propuesta no hubiese bastado, continúa la arquitecta, "el proyecto estuvo rodeado de un gran secretismo en cuanto a su emplazamiento (se barajaban varios lugares, como en EuroVegas), como si el lugar propio del proyecto, el solar, la tierra, el contexto no tuviese ninguna importancia o interés. Y como si la propuesta surrealista y la descontextualización absoluta no fuese lo suficiente para despertar mi curiosidad, la prosa de la promoción y la fantasía desbordante de lo planos me convencieron de todo. Aquí una pequeña muestra que describe uno de los parques temáticos o mejor dicho acuático en pleno desierto: 'El visitante experimentará una arquitectura histórica variada, desde el período egipcio hasta el renacimiento europeo, mientras se desliza sobre múltiples toboganes, cruzando el acuario hasta las profundidades. El concepto consiste en combinar atracciones emocionantes con zonas relajantes, rodeadas por temidos tiburones, cruzando pasadizos secretos bajo el agua para terminar la aventura relajándose en baños termales, jacuzzis y actividades de spa'...

A estas alturas de la crisis, la frase suena cómica: Pero lo mas sorprendente de todo, es que a nadie lo sorprendió, a nadie le parecía tan fantasioso... Al revés, se lo tomaron en serio, cambiaron leyes en Aragón para facilitar las cosas, los vecinos seguían con entusiasmo los delirios fantasiosos hasta hace unos meses, cuando quedó patente que el oscuro consorcio que prometía atraer inversiones por 17.000 millones era incapaz de presentar 20 en avales bancarios para comprar el suelo.

El resultado de esa fascinación se llama 'Ruinas modernas; una topografía del lucro', un proyecto documental que esta promavera se puede ver en la Fundación ICO de Madrid (antes pasó por el CCCB de Barcelona) que retrata los restos polvorientos y herrumbrosos de nuestros años de riqueza y de delirios de grandeza.

Restos que, sí, claro, dicen algo: Los resultados de estos años locos, aunque grotescos, impresionan y fascinan por su contundencia y falta de timidez. Son monumentos de alto valor simbólico, porque resumen, de forma elocuente y visible, la compleja trama de complicidad social, política y económica que insiste, como si no hubiese otra opción, que el único modelo viable para nuestra sociedad es el modelo de crecimiento. A cualquier coste y en cualquier lugar, escribe Schulz-Dornburg en el catálogo de la exposición. 
elmundo.es
Julia Schulz-Dornburg: Ruinas modernas. Una topografía de lucro

ruinas-modernas

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