viernes, 15 de junio de 2012

Las centrales eléctricas amenazadas por el cambio climático.

El informe referido en este artículo de lemonde.fr viene en apoyo de la tesis mantenida en la denuncia a la Central nuclear de Garoña por contaminar térmicamente el Río Ebro (ver artículo en www.greenpeace.org ).

Fukushima ha demostrado dramáticamente: las centrales eléctricas son impotentes contra los elementos. De una manera menos violenta, pero igualmente preocupante, se muestran cada vez más vulnerables al calentamiento del clima. El aumento de la temperatura del agua y la reducción del caudal de los ríos, de los que se extrae un volumen importante para su refrigeración, supondrá una amenaza para el futuro funcionamiento de las centrales nucleares y de carbón en Europa y los Estados Unidos, confirma un nuevo estudio publicado el lunes en la revista Naturee climate change y cita Reuters .
El equipo de investigadores europeos y americanos ha medido la temperatura actual de las aguas y ha efectuado una proyección hasta mediados de siglo. Así estiman que el número de días en que el agua de los ríos y lagos alcance temperaturas consideradas hoy como extremadamente elevadas será tres veces más elevado.
En este mundo más cálido, la escasez de agua de refrigeración se producirá de dos maneras. De entrada, muchos ríos verán su caudal reducido. Sin embargo, las centrales termoeléctricas, que abastecen el 91% de la electricidad en los EE.UU. y el 78% en Europa, representan respectivamente, el 40% y el 50% del consumo de agua dulce en estos países, tanto para producir vapor de agua que va a alimentar las turbinas como para refrigerar las mismas. Dado que el volumen de agua que se bombea viene definido por criterios medioambientales, puede acarrear una escasez de agua para las centrales. En Francia, por ejemplo, cuando el caudal del Loira cae por debajo de 60 metros cúbicos por segundo, en condiciones de fuerte calor, las cuatro plantas extraen a pleno régimen entre 3 y 10 metros cúbicos por segundo, deben ser controladas para mantener un nivel suficiente de agua en el río.
Las proyecciones efectuadas por el estudio de las variaciones de caudal de los ríos:
Entonces, la temperatura del agua va a aumentar, lo que resulta inadecuado para la refrigeración de las centrales eléctricas. En Estados Unidos y Europa las plantas tienen la obligación de controlar que no se supere una determinada temperatura en los ríos (en torno a los 28 ° C en Francia) cuando vierten el agua proveniente de sus circuitos de refrigeración. Si se alcanza esta temperatura máxima, la planta debe reducir la potencia o incluso detener sus turbinas.
Las proyecciones de aumento de la temperatura de los ríos:
En consecuencia: la capacidad de producción eléctrica de las centrales nucleares y de carbón deberá descender entre el 4 y el 16% en los EE.UU. y del 6 al 19% en Europa entre 2030 y 2060. Y la probabilidad de una disminución extrema de la producción eléctrica (- 90%), que desencadenará un cierre total o parcial de infraestructuras, prácticamente se triplicará.
“Este estudio sugiere que nuestras necesidades de refrigeración térmica es algo que tenemos que revisar, máxime cuando aumenta la demanda de electricidad”, asegura Dennis Lettenmaier, co-autor del informe y profesor de ingeniería civil y ambiental en la Universidad de Washington en Seattle.
Sin embargo, existen soluciones para minimizar el problema. En este sentido, el estudio aconseja la construcción de centrales eléctricas menos dependientes del agua dulce, sustituyéndola por el agua salada de los mares en la que el calentamiento será más lento. La centrales de gas natural, las más recientes, por contra requieren menos agua que las de carbón o las nucleares.
Audrey Garric

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